Contenido
- 1 ¿Y si te dijera… que en el 75% de las ocasiones en las que alguien es considerado inocente gracias a pruebas de ADN, fue condenado previamente en base a un testigo ocular?
- 2 El largo camino del testigo
- 3 Percibir, codificar, almacenar y recordar
- 4 La huella de memoria y el valor como prueba
- 5 Memoria Reconstructiva
- 6 El gorila invisible
- 7 El principio de inmediación
- 8 Conclusiones
¿Y si te dijera… que en el 75% de las ocasiones en las que alguien es considerado inocente gracias a pruebas de ADN, fue condenado previamente en base a un testigo ocular?
Es un dato demoledor. La prueba de ADN consigue sacar a la luz que 3 de cada 4 veces que una persona es señalada como culpable en un rueda de reconocimiento el testigo se equivocó. Este dato nos lo brinda la fundación norteamericana Innocence Project.
Si como consecuencia de una mala identificación por parte de un testigo ocular, un inocente acaba en la cárcel, es un drama. Este fallo de los testigos a la hora de realizar identificaciones al comienzo de una investigación policial, además, confunde y distrae las primeras diligencias de los investigadores para resolver el caso.
Resulta que a día de hoy, a pesar de todo el avance científico y tecnológico, se sigue confiando y valorando como una prueba de peso los relatos e identificaciones de testigos presenciales. ¿Pero puede realmente ser una prueba sólida? Veamos cómo funciona la mente de un testigo, según la ciencia, desarrollando un par de ideas:
- Al cerebro no le gusta nada el vacío. Lo aborrece. Por lo tanto, rellena los espacios que no ha podido captar.
- La atención es selectiva. Un estímulo inesperado, aunque esté en el campo visual, puede no ser captado.
El largo camino del testigo
El testigo es la persona que puede aportar algo a una investigación gracias a que de alguna forma ha podido percibir el hecho a través de sus sentidos ya sea de forma directa o indirecta. Estos testigos van a tener que declarar ante la Policía en primer momento (una o varias ocasiones) y ante el Ministerio Fiscal y el juez de la causa posteriormente.
Por otro lado, los abogados harán su trabajo y, según sea de su interés o no, intentarán restar credibilidad a al testigo y sacar a la luz posibles influencias sufridas.
En todo este camino, el testigo, consciente o inconscientemente, modificará aspectos y detalles de su vivencia. Será influenciado por el propio olvido, por otras declaraciones de otros testigos y por preguntas de los investigadores. Y aunque en esencia su relato pueda ajustarse a la realidad, no va a distar mucho de lo que sucedió realmente.
A todo esto resulta, que los jueces y las personas encargadas de valorar los relatos de los testigos para investigar un hecho o dictar una sentencia se van a fijar más en las características personales y los cambios fisiológicos del testigo que declara que en el propio funcionamiento de la memoria humana.
Esto no debería ser así. Al analizar la correspondencia entre lo ocurrido y lo que nos cuenta un testigo lo primero que tenemos que tener en cuenta es cómo funciona la memoria.
Percibir, codificar, almacenar y recordar
Cuando tenemos una vivencia percibimos lo que ocurre con nuestro sentidos y la forma de percibir va a depender de la predisposición, la luminosidad, el contexto, el estado de ánimo, el intervalo de tiempo, etc. Estos factores son fundamentales para el almacenamiento de la información y su codificación en la memoria. Posteriormente, vamos a depender de la memoria y del olvido y finalmente, a la hora de recordar, vamos a reconstruir la información que obtuvimos.
Es un proceso largo que puede ser alterado en cualquier fase. La declaración del testigo no solo se ve afectada por sus propias funciones sensoriales y cognitivas, sino por influencias externas en forma de contaminación de otros testigos o debido a las preguntas sugestivas en los interrogatorios.
La huella de memoria y el valor como prueba
El recuerdo de un hecho delictivo se almacena en una especie de huella de memoria en el cerebro. Imprecisa e inexacta pero una huella que el testigo tiene que recuperar a través de un proceso de reconstrucción. Cuando lo hace, el testigo, inevitablemente colorea, rellena, da forma a los recuerdos en sus sucesivas declaraciones testimoniales.
El testigo o la víctima de un delito va a tener que declarar en varias ocasiones. La denuncia ante la policía, las posibles ampliaciones, el reconocimiento fotográfico, la rueda de reconocimiento, entrevistas con su abogado, declaraciones ante el juez de instrucción, declaraciones en el juicio, etc.
Cada declaración puede llevar a la contaminación de esa huella de memoria. Por ejemplo, el hecho de realizar determinadas preguntas a la víctima o testigo puede acabar generando falsos recuerdos.
Un ejemplo de ello. Imagina un testigo que ha visto un vehículo atropellar a una persona y darse a la fuga. En la toma de declaración el testigo que no tenía muy claro el color del vehículo por la rapidez de la escena, porque fuera de noche o porque no se fijó en esa característica recibe esta pregunta:
«Entonces, según pudiste ver ¿el coche azul después de atropellar a la víctima se dio a la fuga sin ayudar?»
¿Qué crees que pasaría en la memoria del testigo? Pues es muy probable que inconscientemente en su huella de memoria se fije que el coche que vió era azul cuando antes era un recuerdo que no existía.
Pero continuemos. Decíamos que el testigo o víctima declara muchas veces y resulta que las pruebas recabadas a nivel policial y fiscal no tienen el valor de prueba. El juez se puede servir de ellas para abrir el juicio oral al ser un elemento de convicción pero no pueden ser catalogadas de prueba. Para que las declaraciones testimoniales sean valoradas como prueba debe darse un proceso contradictorio que, como norma general, será llevado a cabo ante el juez durante el juicio oral.
Por lo tanto, una vez llegado a ese punto, al juicio oral, te puedes imaginar las modificaciones que ha podido haber en la huella de memoria.
Memoria Reconstructiva
Tu memoria te es infiel. Además, es muy manipulable. Con simples técnicas, una persona especializada en el campo de la memoria, puede llegar a introducir, por medio de la sugestión, falsos recuerdos.
La memoria de los testigos oculares no tiene la fidelidad que cabría esperar. No es exacta porque es imposible que lo sea; y menos si debemos recordar una situación de estrés y ansiedad como lo es ser víctima de un delito grave.
El testigo que dice «lo recuerdo como si lo estuviera viendo ahora mismo», está mintiendo. No lo sabe, no es su intención engañar pero su memoria es selectiva y solo está recordando lo que fue más significativo en aquel momento. El resto lo está reconstruyendo porque su cerebro está haciendo esa parte del trabajo. Como poníamos antes, al cerebro no le gustan los espacios vacíos y los rellena. Crea «recuerdos» que no ha podido percibir.
Las distorsiones y los falsos recuerdos es algo habitual. No sé si te habrá pasado alguna vez esta situación:
Tus amigos llevan años contando aquella historia tan graciosa que les pasó. Cada uno de ellos cuenta cómo lo vivió, cómo lo sintió y que percibió. Es una historia siempre recurrente cuando os reunís, aquella que pasó cuando erais adolescentes.
La han contado tantas veces que sabes perfectamente cómo ocurrió y ha pasado a tus recuerdos. La cuestión es que tú aquel día no estabas pero, a día de hoy, podrías llegar a confundirte y pensar que eras un protagonista más hasta que un amigo te dice: «¿perdona? pero tú aquel día no estabas» ¿No te ha pasado a ti o a algún amigo? Es muy habitual.
Cuando recordamos no damos al «play» de una reproducción grabada. Cuando estamos recordando como testigos de algo reconstruimos y, en ocasiones, construimos la historia vivida (y la no vivida).
Todos hemos estudiado. En el colegio, en la universidad o en las oposiciones. Cuando memorizamos para un examen pasamos por un proceso de registro, conservación y recuperación de datos. Cuando se trata de nuestros sentidos, de los que percibimos a diario en nuestra vida, también pasamos por este proceso. El problema es que tanto en el registro, en la conservación y en la recuperación, se pueden sufrir distorsiones e incluso directamente manipulaciones. Elisabeth Loftus, matemática y psicóloga especializada en la memoria, ha demostrado que es posible introducir falsos recuerdos a un testigo presencial. Únicamente con sugestión, el testigo ocular puede llegar a reconstruir una historia nueva distinta a la vivida.
Cuando se habla del fenómeno de la reconstrucción hay que tener en cuenta que una persona puede registrar únicamente un 20% de lo que ve. Si elevamos el estrés, como en el caso de un testigo ocular, el porcentaje bajaría aún más.
El gorila invisible
Un vídeo corto. Varias personas vestidas de blanco pasándose un balón y te piden que cuentes los pases que son capaces de darse. Al finalizar el video, aciertas con el número de pases que se han dado. Era fácil.
El problema viene luego cuando te dicen si has visto a alguna persona disfrazada de gorila con un paraguas mientras contabas los pases. Más del 50% de personas afirman que no lo han visto. De hecho, algunos alucinan y se cabrean diciendo que han tenido que cambiarles el vídeo.
Esta es una prueba de lo que se conoce como ceguera por falta de atención o ceguera disatencional.
Otro ejemplo. Resulta que hasta el socorrista más experimentando y vigilante va a tener un gran problema para detectar un cuerpo en el fondo de la piscina. Su atención va dirigida a detectar a esa víctima de ahogamiento que aún chapotea en la superficie del agua durante segundo. Como sus sentidos están puestos en ayudar ante un evento o inicio de ahogamiento en la superficie, en la mayoría de las ocasiones, pasan por alto una persona en el fondo.
Un intenso foco de atención hace que incluso las personas más entrenadas, inteligentes y diligentes pasen por alto lo obvio. En base a esto, se puede afirmar que los seres humanos no somos muy buenos detectando lo obvio.
Llegados a este punto, imagina a una persona esgrimiendo una navaja delante de ti mientras te amenaza¿Serías capaz de reconocer su cara? En este enlace os cuento un caso real. ¿Y en el caso de atraco con una pistola? Puede que ese intenso foco de atención que supone un arma te ciegue de otro detalles.
El principio de inmediación
Más arriba te contaba que es el juez que juzga, de forma general, el que realiza la valoración de la declaración del testigo o víctima. El juez, presenciando directamente la declaración, evalúa la calidad del testigo y su veracidad en virtud de su actitud, coherencia, lenguaje no verbal, dudas, rectificaciones, seguridad, forma de expresarse. A esto se le llama principio de inmediación
Lo que ocurre es que, como hemos visto, la memoria y las injerencias en el recuerdo por factores externos van a afectar a la reconstrucción de lo vivido. Por mucha seguridad que muestre el testigo, si un recuerdo ha sido implantado en su memoria, aunque no sea real -tremenda la película Origen- va a declararlo de forma convincente. Por mucho que el juez esté entrenado no hay forma de saber si estamos ante un falso recuerdo.
Conclusiones
En muchas ocasiones, los testigos pueden generar desconfianza como medio de prueba en el proceso judicial. Más aún si tenemos en cuenta los estudios de la psicología del testimonio los cuales han demostrado que la memoria es un proceso que se ve afectado por múltiples factores que van a distorsionar lo vivido.
Por un lado, nos encontramos el problema de testigos que señalen a personas como culpables cuando realmente eran inocentes. Por otro, tenemos testigos que pueden introducir en la investigación datos inexactos. Pero es que además, se puede dar el caso de que un culpable quede impune porque se le da demasido peso a la declaración de un testigo cuando hay otras pruebas más objetivas que probarían su culpabilidad.
En cualquiera de estos casos confiar en exceso en la memoria humana es un error.