¿Conoces los detalles de la Operación Copérnico? ¿Recuerdas como fueron hostigadas las Fuerzas de Seguridad?

Agentes de la UPR, enviados a Cataluña en la denominada «Operación Copérnico«, forman un pasillo para proteger a sus compañeros y en posición de firmes, saludan a los agentes recién llegados.
Esta foto fue tomada el lunes 2 de octubre de 2017, en Pineda de Mar, Barcelona. Centenares de ciudadanos independentistas se concentran, en una acción coordinada, en las inmediaciones de los hoteles donde se alojan los agentes desplegados en Cataluña de la Policía Nacional y Guardia Civil.
¿Qué ocurrió realmente aquel día?
Durante la Operación Copérnico, coordinada por el entonces Ministro del Interior Juan Ignacio Zoido, cientos de Policías Nacionales y Guardias Civiles sufrieron un asedio en sus lugares de descanso.
Insultos, amenazas e intimidaciones eran las consignas claras que seguían los instigadores, perfectamente coordinados a través de Facebook, Whatsapp, Twitter y otras redes sociales.
Todo ello, ante unos compañeros que tenían instrucciones claras de no intervenir.
«Permaneced en el interior” era la respuesta ante la solicitud de los éstos de intervenir en estas situaciones de hostigamiento.
Esta presión y amenaza a la que se sometió a los agentes desplegados en Cataluña fue también ejercida hacia los propietarios de los hoteles. Los teléfonos de la recepción sonaban para exigir que nos echasen. En ciertos casos llegaron a conseguirlo.
Por su parte, tanto Policía como Guardia Civil permanecen en sus habitaciones viendo por televisión lo que está ocurriendo a unos metros en la calle.
En ese momento, la Policía Autonómica (Mossos de Escuadra), se pone en contacto con un mando nuestro alojado allí y le informa que les darán protección.
Lo estoy escribiendo y mi subconsciente me ha hecho sonreír, no sé si es porque conozco al mando en cuestión o porque el Mosso desconocía que los agentes que estaban alojados pertenecían a la UPR (Unidad de Prevención y Reacción).
Un cuerpo con entrenamiento y material antidisturbios suficiente como para apartar a un lado a cualquiera que les impidiera hacer su trabajo.
Mientras tanto, los asediadores incrementaban sus insultos y alguno de los compañeros que regresaba, sufría escupitajos en su cara e incluso golpes por parte de estos “pacíficos ciudadanos”.
La verdadera reacción pacífica.
Es entonces cuando los agentes de la UPR, impulsados por un extraño sentimiento inconsciente, comienzan a bajar al hall.
En pocos minutos ya no entraban más.
Las instrucciones seguían siendo las mismas, “permaneced en el interior”, pero el ánimo ya no es el mismo.
No están dispuestos a permanecer impasibles mientras millones de personas en todo el país observan por televisión como la Policía Nacional, su Policía, permanece acobardada en el interior de un hotel, mientras una turba asedia en el exterior.
La llegada de miembros de la UPR que permanecían hasta ese momento prestando servicio de tarde se convierte en una explosión de compañerismo.
Un grito claro y contundente empezó a resonar en las calles.
“VIVA LA POLICÍA NACIONAL”, “QUE NOS DEJEN ACTUAR”.
Reconozco que en ese momento fue tal el orgullo de pertenecer a este cuerpo policial que si en ese momento hubiesen pedido voluntarios para prestar servicio en Pineda junto a los agentes de la UPR, el resto de Jefaturas de España no tendría personal para sacar un “Z” a la calle.
VIVA LA UPR! VIVA LA POLICÍA NACIONAL! Y QUE NOS DEJEN ACTUAR.