La fotografía que nos ocupa muestra a tres pistoleros de ETA realizando un entrenamiento en algún lugar de las montañas del País Vasco. Está datada en abril del año 1982, año en el que ETA asesinó a 32 personas inocentes.

En ella, podemos ver a los terroristas empuñando armas de fuego, mientras realizan prácticas de tiro.  En concreto portan una Pistola FN, un subfusil Beretta M-12 y revolver Smith & Wesson.

En aquella época, la sociedad española llegó a acostumbrarse a que imágenes como esta,  abriesen telediarios. Su difusión tenía un doble objetivo.

¿Por qué ETA trabajó tanto su propaganda en los 80? ¿Cuál era el impacto que perseguían? ¿Recuerdas o te suena la expresión «los años de plomo?

Por un lado, formaban parte del mensaje del miedo que la organización pretendía transmitir. Ser portada en los principales medios de comunicación les aseguraba la cuota de relevancia necesaria para, junto con sus atentados y asesinatos, convertirse en el principal problema de la sociedad española durante décadas.

Por otro lado, su necesidad de enviar un mensaje a sus simpatizantes. Un mensaje que transmitiese poder, lucha, descaro. Querían vender su imagen de “revolucionarios románticos” luchando por «la libertad» de su pueblo.

Pueblo al que decían representar. Libertad que manifestaban no tener.

Sin embargo, resultó que quien más estaba atacando las libertades, quien imponía la coacción, la coerción y la violencia, quien subyugaba al pueblo, eran ellos. Representaban la imposición del silencio. El ver, oír y callar.

Los años del plomo

Los años 80 son conocidos en nuestro país como “los años del plomo”. Años en los que la banda terrorista intensificó sus crímenes.

Como dato, solo en el año 1980, ETA comete 500 atentados. 89 personas son asesinadas y más de 400 heridas. También hay que sumar el secuestro de 22 personas de la cuales 4 son asesinadas.

Cifras que son la representación de la estrategia del miedo y la violencia indiscriminada como contrapunto a las voces que clamaban por la paz y la libertad por parte del resto de la sociedad.

Sin embargo, gracias al esfuerzo, la constancia, la implicación, la especialización, la mejora en los métodos de trabajo y sobre todo, la entrega de todos los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, la balanza comenzó a inclinarse del lado de los buenos.

Si los pistoleros de ETA ya no abren telediarios es porque más de 30 años de perseverancia, trabajo y sacrificio hicieron que, finalmente, hincasen la rodilla. 

Desde aquí, queremos mostrar nuestro agradecimiento y admiración a todos los agentes de Policía que con una falta alarmante de medios y exponiendo sus vidas y las de sus familias, consiguieron que nuestro país sea hoy mucho más seguro, más justo y sobre todo, más libre. 

Sirva esta historia como homenaje a todos ellos.